3.8.10

Vivre ma vie (mais comment?)




Soy de las personas que necesitan una guía para hacer cualquier cosa. Cuando me compro un aparato electrónico nuevo, lo primero que hago es leer el manual de instrucciones, solo improviso cuando está en un idioma que no conozco (y aun así, chequeo a ver si algo entiendo). Hice mil veces un postrecito de chocolate light, pero cada vez que lo vuelvo a preparar consulto en la caja cuánta leche va y exactamente por cuánto tiempo tengo que revolver. Sin excepción. En el colegio/facultad siempre me armé una lista de actividades y objetivos a cumplir antes de ponerme a estudiar para cada examen para poder organizar mejor mi tiempo y llegar lo más tranquila posible. Tengo muchos mails escritos a amigos contándoles algún problema que tengo que resolver donde expongo los posibles escenarios como puntos a), b), hasta la letra que llegue (si nos pasamos de e) estamos complicados, demasiadas variables). Cuando me tenía que levantar temprano por mi trabajo, enumeraba las cosas que tenía que hacer antes de salir a la calle (1: cambiarme, 2: lavarme los dientes, 3: ponerme las lentes de contacto, etc) y hacía un ✓ mental para cada una. Con cada "check" me calmaba un poco más.

A los 7 años mis viejos me regalaron La vuelta al mundo en 80 días en versión novela gráfica para niños, un libro grande de tapa dura con ilustraciones hermosas, que todavía tengo. Solo lo leí una sola vez, salvo el principio de la historia, la previa al viaje, que describía toda la rutina diaria de Phileas Fogg, su prolijidad y puntualidad, bien de señor inglés, que sabía exactamente la cantidad de pasos que había desde su casa hasta el Reform Club, que contaba los minutos que tardaba en llegar a destino. Que tenía todo calculado. Esas páginas las leí infinidad de veces: el señor Fogg, alto, rubio y de bigote sofisticado no me parecía un control freak insoportable sino alguien que vivía esa meticulosidad como un juego, que se divertía con ella. Siempre me atrajo más la descripción de toda esa rutina cotidiana programada que el viaje posterior y sus aventuras exóticas. De algún modo, la primera era más atrapante justamente por ser reconocible y extraña a la vez.

Seguir instrucciones me resulta muy tranquilizador. Es intentar reducir el mundo y sus objetos a pasos simples y claros: es hacerlo accesible, manejable, habitable. Afuera de eso hay elefantes, indios, cárceles, opio, enamoramiento, caos. Todo eso me abruma. Pero tampoco me divierto como Phileas. No good.

Quiero que empiece a ganar el sentido de aventura. Eso sí, siento que necesito un tutorial que me ayude un poco. How to understand life for dummies. Wikihow, sitio que fue creado exclusivamente para mí, tiene un entry llamado How to be adventurous (http://www.wikihow.com/Be-Adventurous). A ver qué fórmula me da:

1-Put a twist on the same old thing
2-Conquer your fears
3-Talk to strangers
4-Make a bucket list
5-Live in the moment


Simple, pero no fácil. Ay, there’s the rub.

Mientras tanto, sigo contando los escalones a la salida del subte. Si tan solo hubiera neblina londinense para hacerlo con más poesía.

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