18.11.08

Quantum of Solace



Qué aburrida que es Quantum of Solace, my god. No soy fanática de James Bond y vi pocas películas –todas las de Brosnan y alguna que otra de Roger Moore y Sean Connery-; de hecho, creo que la mayor parte del imaginario de la saga me viene de las parodias tipo Austin Powers. Pero Casino Royale me había gustado mucho, sobre todo por Daniel Craig, que creó un Bond igual de british que los anteriores pero más oscuro y tenso, encantador por su actitud prepotente más que por su humor deadpan. Pero en esta película está todo mal. Las escenas de acción no se entienden, uno nunca sabe de dónde vienen los tiros o golpes; el montaje frenético con miles de cortes y planos cerrados crea solo una abstracción de ruidos e imágenes sin posibilidad de ver en ella algo parecido a una narración. No tiene mucho sentido que Daniel Craig haya hecho todos sus stunts, rompiéndose algunos huesos en el camino, si da lo mismo que sea él o un doble el que está colgando de una cuerda, porque casi no hay planos generales largos que permitan verlo poniéndole el cuerpo al personaje. Un desperdicio, porque se nota que Craig se toma su laburo en serio y su carisma solo se banca gran parte de la película, pero no alcanza. El villano tampoco funciona: Mathieu Amalric es un gran actor que acá está un poco sobreactuado, quizás por querer darle a su personaje una densidad que no está en el guión; quizás porque, al contrario de la mayoría de los malos de Bond, no tiene ninguna deformidad física (aunque su mirada intensa y felina basta y sobra para connotar perversidad) y quiso compensar por algún lado. Pero Amalric termina haciendo ruido en un universo en el que Bond es puro músculo y tiene pinta de no aguantarle un segundo la excentricidad al villano de turno, resolviendo todo con un par de trompadas antes que con algún artilugio tecnológico sofisticado.

Pero quizás lo peor de la película es que ni Gemma Arterton ni Olga Kurylenko son Eva Green. Son chicas Bond muy lindas y hacen lo que pueden con lo que les tocó, pero no tienen la belleza devastadora y la mirada penetrante de aquella. Tampoco son Vesper (aunque eso no sea culpa de ellas), con lo cual son olvidables y nos importa poco lo que les pase en la película. El Bond de QoS esconde debajo de esa apariencia seca y dura a un tipo sentimental que está de luto por la pérdida de un gran amor. Esa tristeza subterránea está todo el tiempo en el rostro de Daniel Craig, pero la película solo se hace cargo de ese duelo con diálogos y escenas obvias y lo convierte en una simple excusa para generar la historia en vez de hacer que también sea el corazón de la película. De esta manera, todo se convierte en una seguidilla de persecuciones en diferentes locaciones, en pura burocracia de peleas sin alma porque Bond no está buscando lidiar con esa pérdida (lo está, pero solo desde la superficie) sino solo cumpliendo con su laburo rutinario. Igual que Camille, que explica a través de un diálogo por qué quiere matar a uno de los personajes, como si con eso alcanzara para sentir todo el dolor que haría que nos importara que maten al malo de la película, que estemos esperando ansiosos la escena en que lo maten. No hay deseo en este Bond, de ningún tipo. O está, hay personajes que quieren venganza, otros que quieren poder, pero nos es indiferente si logran o no su cometido.



Eso sí, me gusta mucho la publicidad de Sony Bravia promocionando la película. Hay más cine en ese minuto que está hecho solo para exhibir la definición de imagen increíble del HD que en toda QoS. Por lo menos ahí puedo ver la reacción de Bond ante cada impacto y entiendo de dónde viene cada explosión en el plano. O sea, hay una mínima idea de puesta en escena que hace que uno pueda disfrutar porque lo que está pasando es inteligible. Y Daniel Craig está muy guapo con su traje hecho a medida, manteniendo su postura elegante y británica a pesar de que lo estén atacando por todos lados. That is indeed very Bond, James Bond.

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