27.8.08

Hot Bitch: Christian Bale




Me gusta Christian Bale desde que lo vi en El imperio del sol, esa gran y subvalorada película de Spielberg. No recuerdo cuántos años tenía yo, pero el pendejo tenía trece años y se bancaba como nadie un personaje muy complejo, que mutaba del nene bien y caprichoso al adolescente obligado a convertirse en adulto por la guerra. Los amé enseguida (a Jim y a Christian).
Varios años más tarde y Bale creció, por suerte. Ahora está más bueno que un kilo de helado de Persicco (y otro de Volta), pero sobre todo sigue siendo un gran actor, a veces excedido de método, otras contenido y exacto, que quizás no se gane un Oscar en toda su carrera, aunque me parece que ser el mejor Batman cinematográfico vale más que tener uno de esos Academy Award Winner® subtítulos debajo de su nombre en alguna película serious and/or uplifting, seguramente dirigida por Ron Howard o Sam Mendes (aun así quiero nominación para Heath Ledger y muchos premios para The Dark Knight).

Además, Bale está bastante loco. No por nada Patrick Bateman le salió perfecto, igualito que en el libro. Es de esos actores muero-por-mi-arte que baja 2182719821 kilos por un papel y se come gusanos vivos porque se lo pide Herzog. Pero esa intensidad no está solo en cómo prepara sus roles: hay algo en él, en su mirada penetrante y cuerpo tenso, una locura contenida que parece que está por soltarse en cualquier momento. En casi todas sus entrevistas -que son muy pocas, no le gusta todo ese laburo extra de tener que promocionar las películas- está incómodo, raro, ultra-serio. Y así, en medio de las respuestas de rutina, manda frases como esta:

"I still do all the things I've always done. I would never want to give up a life of just bumming around, and hanging out by the freeway, or cemeteries, or the parking lot of the 7/11. I would hate to give that up."

Bale, you crazy bitch.

21.8.08

La mujer sin cabeza




El otro día vi La mujer sin cabeza. Me pasó algo raro con la película. Entiendo por dónde va, leo las críticas y todo me cierra, el asunto del que habla me resulta fascinante, pero solo por momentos lo experimenté como tal desde el hecho estético y no desde su interpretación, desde el análisis frío, calculado. Una mujer, una burguesa/madre/esposa/hermana/dentista/otros roles sociales, atropella un algo en la ruta. Un perro, un chico, un ente, no importa. Se lastima la cabeza en el choque, va al hospital, se comporta de manera desconcertada, quizás tiene una contusión grave, quizás se siente culpable, no importa. Si uno lo piensa bien, la sensación de extrañeza ya venía desde la primera escena, previa al accidente, con los diálogos superpuestos, flotando en el plano y la situación tensa del nene que no quería salir del auto. Pero el punto de inflexión de la película es el choque, que termina con el mundo as Vero knows it y empieza uno nuevo, al que le basta estar solamente un poco desfasado de aquel para generar miedo y ajenidad. De golpe todo se impregna de un halo confuso, raro, donde las acciones cotidianas se vuelven hechos que no tienen sentido si uno los observa desde la percepción de Vero. Ir a trabajar, hacer un cafecito, buscar macetas, viajar en auto, todo está alienado; lo que está constantemente en primer plano es la cabeza de Vero, su cabellera rubia, su cuello regio, su mirada. El problema es que la película casi nunca logra que ese clima sea genuino y no impuesto (con planos perfectos, con un trabajo del sonido brillante, con una actuación de María Onetto llena de sutilezas, pero impuesto). No sé si el problema es que haya demasiada planificación: La ciénaga también era una película pensada hasta el más mínimo detalle pero aun así había algo sensual, una textura en esos cuerpos echados que era siempre más que lo que fuera que connotaran. Hay además alguna situaciones-Martel que se sienten más como lugares comunes que como marcas de estilo (la pileta, las relaciones incestuosas) y algún que otro vicio del llamado nuevo cine argentino como Inés Efron, actriz a la que me imagino haciendo el mismo papel de chica rara en diez películas más, hasta que aparezca el nuevo actor freak que la reemplace. Sentí que había una mayor preocupación por plantar muchos indicios en el plano para “interpretar” la película que para apoyar la cabeza en el respaldo y viajar a ese mundo propuesto por Martel. Solo por momentos logré sentir esa otredad, esa violencia ahogada: en la escena en que María Vaner le dice a Vero que hay espíritus en la habitación y en el fondo del plano, de forma borrosa, aparece un nene –escena que de verdad da miedo-, cuando el chico que se golpea jugando al fútbol no se levanta, cuando el muchacho que le lava el auto la ayuda con las plantas (casi todas las escenas con nenes, en definitiva) y en el plano final que sí, es perfecto y quizás el mejor de la película. Con Mamy Blue de fondo, canción setentosa, europea y anacrónica, la película se corre del punto de vista de Vero y la suelta a ese nuevo mundo al que parece haberse resignado a vivir, dejándonos a nosotros observarla desde lejos en una reunión en la que se saluda con sus amigos/parientes/amantes, a través de un vidrio que hace borrosa la imagen. La película la libera o la condena, nos la quita como punto de apoyo y nos propone que ahora nos hagamos cargo, en soledad, cuando salgamos de la sala de cine, en nuestro mundo, de la percepción distorsionada de Vero. Es una final inquietante, perturbador y hermoso.

Hi there...

Uff, lo que tardé en crear este blog. Días hasta que encontré un nombre que estuviera disponible, que me gustara, que no fuera un estilo "citacooldealgunapeli" o "cinefilamal" o alguna cosa tipo nick de chat a lo "ChicaLatina239". Me decidí, no por una cita, pero por algo parecido, y porque me gusta el contraste de las dos palabras method y madness. No es del todo original, pero me habla a mí, de algo muy mío, y eso me basta. Quizás lo cambie en algún momento. Todo el tiempo dudo de mis elecciones. Nunca podría hacerme un tatuaje.

Ahora, por qué lo creé, no tengo mucha idea. Estoy muchas horas al día en internet, pero no tengo facebook o fotolog, ni myspace, ni siquiera uso msn. Pero después de dar muchas vueltas decidí tentarme por lo menos con un trend cibernético, y este me pareció el más interesante. Es como llevar un diario íntimo, aunque menos lindo que el de mi infancia, que era rosa y se cerraba con una llave que usaba como colgante (estoy segura de que un password es menos seguro). Es un espacio para pensar en voz alta, para acordarme de que la mejor forma de crear una idea es ir buscándola en el lenguaje. Por eso, por momentos también voy a escribir en inglés. A veces una palabra en un idioma evoca algo que no lo hace la traducción más cercana en otro.

Además, voy a postear cosas que encuentre en internet y me parezcan divertidas/interesantes/absurdas, para que me queden archivadas por algún lado.

Paro acá antes de pasarme dos horas más decidiendo el color del background y los diferentes fonts. Fuck that shit. Me gusta el negro aunque me da un poco de cosa el que de muy emo, de mina depre, pero blanco me lastima la vista.


Vamos a ver qué sale de esto.


Now children, are you sitting comfortably? Then I'll begin.